30 de marzo de 2013

El baile de máscaras


Emilian Lazarescu

28 de marzo de 2013

Soneto I

Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por donde me ha traído,
hallo, según por donde anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;

mas cuando del camino estó olvidado,
a tanto mal no sé por dó he venido;
sé que me acabo, y más he yo sentido
ver acabar conmigo mi cuidado.

Yo acabaré, que me entregué sin arte
a quien sabrá perderme y acabarme
si ella quisiere, y aun sabrá quererlo;

que pues mi voluntad puede matarme,
la suya, que no es tanto de mi parte,
pudiendo, ¿qué hará sino hacerlo?

Garcilaso de la Vega

26 de marzo de 2013

París


Mi fantasma es tu recuerdo, son los polvos pasajeros,
no saber cerrar los grifos que te empeñas en abrir,
mi FANTASMA es no dar tiempo a que mis heridas curen
suelo acelerarlo todo por mis ganas de sentir.

Mi fantasma es encontrarme el corazón sin presupuesto
para aceptar que mis padres ya no vuelen a PARÍS,
mi fantasma son consejos que nos dieron de pequeños,
vidas que otros diseñaron, reglas para ser feliz.

Como un escorpión de terciopelo
o una alambrada en el cielo
no sé por qué coño me ha dado por vivir
a medio camino entre el DESVELO
de unas noches que no puedo
y otras noches en que no quiero dormir.
Como un escorpión de terciopelo,
como ENAMORARME en pleno invierno.

Mi esperanza es doctorarme en las curvas de otro cuerpo,
las BOTELLAS compartidas, las que quedan por abrir,
mi esperanza es que el destino venga a verme y me quite
mi costumbre de ir corriendo sin saber a dónde ir.

Mi esperanza es que la desgana ya no abra entre semana
y que me dejes darte un beso en la cara igual que el de Klimt,
mi esperanza es que se llene de PALOMAS el mar muerto
y que mi madre me conteste "hijo, hay más sitios que París".

Marwan

24 de marzo de 2013

Room in New York


Edward Hopper

22 de marzo de 2013

Figulinas (A Jacinto Benavente)

¡Qué bonita es la princesa!
¡Qué traviesa!
¡Qué bonita!
¡La princesa pequeñita
de los cuadros de Watteau!

¡Yo la miro, yo la admiro,
yo la adoro!
Si suspira, yo suspiro;
si ella llora, también lloro;
si ella ríe, río yo.

Cuando alegre la contemplo,
como ahora, me sonríe...
Y otras veces su mirada
en los aires se deslíe,
pensativa...

¡Si parece que está viva
la princesa de Watteau!

Al pasar la vista hiere,
elegante,
y ha de amarla quien la viere.

... Yo adivino en su semblante
que ella goza, goza y quiere,
vive y ama, sufre y muere...
¡Como yo!


Manuel Machado

19 de marzo de 2013

Pintando el cielo


Una nube azul, asomo de tormenta y el otoño en ti
es siempre primavera necesito huir
a un mundo de miradas transparentes
debí haberte besado más urgentemente
debí haberte ofrecido más en todos los sentidos
pero me enamoré de las gaviotas
que volaban a otros nidos.

Una cita hoy de aquellas de domingo
me podría salvar de todos los hechizos
estaré en el bar
allí dónde se cruzan mis caminos
dónde voy desmembrando a mis amigos
dónde voy aduciendo la necesidad del beso
en vaporosos iris dilatados de la mano de un mal vino.

Me paso la vida
buscando un enigma
pintando en el cielo
me muero en tu risa
no he estado en mejor estación que en tu pecho
Me paso la vida
buscando un enigma

pintando en el cielo
y si me condenas
elijo la crucifixión en tu pelo.

Y pasea Madrid
al ritmo de mis pasos
y otro corazón que suena a blasfemia
pido algún favor
a las estrellas solas de la noche
y añoro la complicidad del coche
buscando aparcamiento

como quién buscaba aliento
y todos los semáforos en rojo
eran puntos de derroche.

Me paso la vida...


Carlos Chaouen

17 de marzo de 2013

El entierro del señor de Orgaz



Miguel Jacinto Meléndez

Comentario
(por Marta Poza Yagüe)

16 de marzo de 2013

Es lo que dice

Sócrates
es lo que dice Platón
es lo que dice Marco Aurelio
es lo que dice Kant
es lo que dice Hegel
es lo que dice Nietzsche
es lo que dice Marx
es lo que dice Freud
es lo que dice Borges
es lo que decía mi abuela...

¿Y tú? ¿Tú qué dices?

¿Yo? Cómo que
qué digo yo?
Menuda pregunta.
Yo no digo nada.


Roger Wolfe

15 de marzo de 2013

Tierra


Yo soñaba cada día poder alcanzar la playa
Y ahora está tan cerca, casi ya la puedo oler
Y espero cada vez más próximo el final
Ya puedo sentir tierra seca tras la arena mojada

Y no me da la gana de pensar que nada es para siempre
Si esta canción se acaba que acabe el mundo para todos
Todos somos nada, sin las palabras dime qué nos queda

Y vuelven algunas rimas a mi mente cansada
Partes de guiones que creía olvidadas
Melodías que una vez pensé que iba a perder
Se tornan ahora bellas y valientes sinfonías

Y hace tiempo que yo ya me fui, yo siempre me estoy yendo
Pero siempre estoy contigo, aunque a veces pienses que no hay nada
Cuando me quedo mirando como si estuviera ausente
Es porque estoy viajando, no pienses que voy a perderme

Sí, ya sé que el mundo seguirá girando cuando ya no quede nada
Y nosotros vaguemos por la historia como simples hombres solitarios
Reyes que perdieron todo, todo lo que tanto amaban por quererlo demasiado

Y lo intento cada día, ser todo lo que había imaginado
Y me encuentro que la vida siempre tiene algo preparado
Que supera cualquiera de mis fantasías
Nada comparado con lo que realmente sucedía

Yo soñaba cada día poder alcanzar la playa


Xoel López
(con Iván Ferreiro)

12 de marzo de 2013

11 de marzo de 2013

En el atrio hay un mendigo

Crece en la plaza en sombra
el musgo, y en la piedra vieja y santa
de la iglesia. En el atrio hay un mendigo…
Más vieja que la iglesia tiene el alma.

Sube muy lento, en las mañanas frías,
por la marmórea grada,
hasta un rincón de piedra… Allí aparece
su mano seca entre la rota capa.

Con las órbitas huecas de sus ojos
ha visto cómo pasan
las blancas sombras, en los claros días,
las blancas sombras de las horas santas.

Antonio Machado

8 de marzo de 2013

Día de feria


Hoy toca Raimundo en el cierre de fiesta.
Por eso están llenos de gitanas guapas
los bancos de hierro en los coches de choque
junto a la caseta, detrás de la carpa.

Nos encontraremos a las nueve y media.
Mirará como un niño subiendo a la noria.
Los chicos del barrio están quemando piedra.
Pero en la caseta de los populares
el vino es más caro y reluce la fruta.
La gomina en el pelo y las camisas de marca.
Cuatro camareros siguen en la lucha
donde nos despachan mojito cubano.

Y es tu corazón una montaña rusa.
Y el mío un par de botas sucias.
Es tu corazón una montaña rusa.
Bajando por tu blusa
se escribe esta canción.

Cantantes de orquesta que actúan en play-back.
Escopetas fallidas y televisores.
Bailarinas que nunca llegaron a estrellas.
Reinas de la rumba de las atracciones.
Piel de caramelo y dulce de manzana.
Cervezas sin alma y cartones de bingo.
La gente en las colas sólo se pregunta
¿ganará el Madrid contra el Barça el domingo?

Y es tu corazón una montaña rusa.
Y el mío un par de botas sucias.

Quique González

6 de marzo de 2013

Baco y Ariadna


Tiziano Vecellio

5 de marzo de 2013

¡Qué lástima!


¡Qué lástima
que yo no pueda cantar a la usanza
de este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan!
¡Qué lástima
que yo no pueda entonar con una voz engolada
esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!
¡Qué lástima
que yo no tenga una patria!
Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa
desde una tierra a otra tierra, desde una raza
a otra raza,
como pasan
esas tormentas de estío desde esta a aquella comarca.
¡Qué lástima
que yo no tenga comarca,
patria chica, tierra provinciana!
Debí nacer en la entraña
de la estepa castellana
y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada;
pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña.
Después... ya no he vuelto a echar el ancla,
y ninguna de estas tierras me levanta
ni me exalta
para poder cantar siempre en la misma tonada
al mismo río que pasa
rodando las mismas aguas,
al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.
¡Qué lástima
que yo no tenga una casa!
Una casa solariega y blasonada,
una casa
en que guardara,
a más de otras cosas raras,
un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada 
y el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla.
¡Qué lástima
que yo no tenga un abuelo que ganara
una batalla,
retratado con una mano cruzada
en el pecho, y la otra mano en el puño de la espada!
Y, ¡qué lástima
que yo no tenga siquiera una espada!
Porque... ¿Qué voy a cantar si no tengo ni una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada?
¡Qué voy a cantar si soy un paria
que apenas tiene una capa!

Sin embargo...
en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa
en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla
en una sala
muy amplia
y muy blanca
que está en la parte más baja
y más fresca de la casa.
Tiene una luz muy clara
esta sala
tan amplia
y tan blanca...
Una luz muy clara
que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana
vengo todas las mañanas.
Aquí me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas
leyendo en mi libro y viendo cómo pasa
la gente al través de la ventana.
Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de una ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
cuando pasan
ese pastor que va detrás de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga
de leña en la espalda,
esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias de Pastrana,
y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.
¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana
siempre y se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
¡Qué gracia
tiene su cara
en el cristal aplastada
con la barbilla sumida y la naricilla chata!
Yo me río mucho mirándola
y la digo que es una niña muy guapa...
Ella entonces me llama
¡tonto!, y se marcha.
¡Pobre niña! Ya no pasa
por esta calle tan ancha
caminando hacia la escuela de muy mala gana,
ni se para
en mi ventana,
ni se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
Que un día se puso mala,
muy mala,
y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.

Y en una tarde muy clara,
por esta calle tan ancha,
al través de la ventana,
vi cómo se la llevaban
en una caja muy blanca...
En una caja
muy blanca
que tenía un cristalito en la tapa.
Por aquel cristal se la veía la cara
lo mismo que cuando estaba
pegadita al cristal de mi ventana...
Al cristal de esta ventana
que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja
tan blanca.
Todo el ritmo de la vida pasa
por el cristal de mi ventana...
¡Y la muerte también pasa!

¡Qué lástima
que no pudiendo cantar otras hazañas,
porque no tengo una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón de viejo cuero, ni una mesa, ni una espada,
y soy un paria
que apenas tiene una capa...
venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!


León Felipe

3 de marzo de 2013

Streets of Philadelphia


I was bruised and battered and I couldn't tell
what I felt
I was unrecognizable to myself
Saw my reflection in a window I didn't know
my own face
Oh brother are you gonna leave me
wasting away
On the streets of Philadelphia

I walked the avenue till my legs felt like stone
I heard the voices of friends vanished and gone
At night I could hear the blood in my veins
Just as black and whispering as the rain
On the streets of Philadelphia

Ain't no angel gonna greet me
It's just you and I my friend
And my clothes don't fit me no more
I walked a thousand miles
just to slip this skin

The night has fallen, I'm lyin' awake
I can feel myself fading away
So receive me brother with your faithless kiss
or will we leave each other alone like this
On the streets of Philadelphia

Bruce Springsteen