2 de enero de 2013

El peligro


El peligro no es cuestión de un par de golpes.
El peligro es no saber a dónde ir.
El peligro es no encontrar jamás tu sitio
y sentir que ya llegaste sin salir.
El peligro es el fantasma que planea
sobre aquello que juraste un día alcanzar,
y te ata de las manos
mientras graba en tu pellejo
una cifra, una letra y a volar,
una cifra, una letra y a volar.

Y correr dicen que es cosa de cobardes,
pero todos somos carne de cañón;
yo lo soy y no me importa
confesar que más que nadie,
pero ¿aquí, quién no es cobarde por amor?,
pero ¿aquí, quién no es cobarde por amor?

El peligro es perder a quién se ama
con la furia que desata el huracán,
comprobar que en casa ya no espera nadie
y que no hay nadie a quien puedas esperar,
y que no hay nadie a quien puedas esperar.

Y correr dicen que es cosa de cobardes,
pero todos somos carne de cañón;
yo lo soy y no me importa
confesar que más que nadie,
pero ¿aquí, quién no es cobarde por amor?,
pero ¿aquí, quién no es cobarde por amor?

El peligro es cuando queman las entrañas,
por amor o desamor, ¿qué más me da?,
y el valor se te hace escarcha
y el aire explota y amarga
en tu pecho por la mujer que se va,
en tu pecho por la mujer que se va.

Y correr dicen que es cosa de cobardes,
pero todos somos carne de cañón;
yo lo soy y no me importa
confesar que más que nadie,
pero ¿aquí, quién no es cobarde por amor?
Y correr dicen que es cosa de cobardes,
pero todos somos carne de cañón;
yo lo soy y no me importa
confesar que más que nadie,
pero ¿aquí, quién no es cobarde por amor?,
pero ¿aquí, quién no es cobarde por amor?

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