26 de febrero de 2013

A la patria

¡Cuán solitaria la nación que un día
poblara inmensa gente,
la nación cuyo imperio se extendía
del Ocaso al Oriente!

¡Lágrimas viertes, infeliz ahora,
soberana del mundo,
y nadie de tu faz encantadora
borra el dolor profundo!

Oscuridad y luto tenebroso
en ti vertió la muerte,
y en su furor el déspota sañoso
se complació en tu suerte.

No perdonó lo hermoso, patria mía;
cayó el joven guerrero,
cayó el anciano, y la segur impía
manejó placentero.

So la rabia cayó la virgen pura
del déspota sombrío,
como eclipsa la rosa su hermosura
en el sol del estío.

¡Oh vosotros, del mundo habitadores,
contemplad mi tormento!
¿Igualarse podrán ¡ah! qué dolores
al dolor que yo siento?

Yo desterrado de la patria mía,
de una patria que adoro,
perdida miro su primer valía
y sus desgracias lloro.

Hijos espúreos y el fatal tirano
sus hijos han perdido,
y en campo de dolor su fértil llano
tienen ¡ay! convertido.

Tendió sus brazos la agitada España,
sus hijos implorando;
sus hijos fueron, mas traidora saña
desbarató su bando.

¿Qué se hicieron tus muros torreados?
¡Oh mi patria querida!
¿Dónde fueron tus héroes esforzados,
tu espada no vencida?

¡Ay! de tus hijos en la humilde frente
está el rubor grabado;
a sus ojos caídos tristemente
el llanto está agolpado.

Un tiempo España fue: cien héroes fueron
en tiempos de ventura,
y las naciones tímidas la vieron
vistosa en hermosura.

Cual cedro que en el Líbano se ostenta,
su frente se elevaba;
como el trueno a la virgen amedrenta,
su voz las aterraba.

Mas ora, como piedra en el desierto,
yaces desamparada,
y el justo desgraciado vaga incierto
allá en tierra apartada.

Cubren su antigua pompa y poderío
pobre yerba y arena,
y el enemigo que tembló a su brío
burla y goza en su pena.

Vírgenes, destrenzad la cabellera
y dadla al vago viento;
acompañad con arpa lastimera
mi lúgubre lamento.

Desterrados, ¡oh Dios!, de nuestros lares,
lloremos duelo tanto.
¿Quién calmará, ¡oh España!, tus pesares?
¿Quién secará tu llanto?

José de Espronceda

23 de febrero de 2013

Donde cruza la frontera


De amor
de terciopelo y espinas
de cactus en flor
de olvidos por las esquinas.

Al deshojar
los juegos de amor
vuelve a vibrar
un descolorido temblor
en la deriva de los días.

Y ahora vivo aquí
donde cruza la frontera
entre la razón
y una inútil ilusión
traicionera.

Mi cruz
mi muestrario de heridas
nuestros días de luz
y nuestras estrellas caídas.

De este espejo
que no escupe nada
tan solo el débil reflejo
de esta escueta balada
con la luna a cuestas y el agua al cuello.

Fue clemente el juez
sólo el tiempo es mi condena
y ahora vagaré
de la mano de cualquier
alma en pena.

De esta vida
de este manual compartido
de las despedidas
de todo este amor esparcido.

De las penas
y de las alegrías
de este calor en las venas
cuando con tus manos frías
recompones mi vida entera.

Diego Vasallo
(con Quique González)

19 de febrero de 2013

17 de febrero de 2013

De amores y de lealtades

La primera vez que vi la intensidad de la mirada triste de Víctor fue cuando el sutil humo de una taza de té me la mostró en aquella lluviosa tarde de invierno en Santiago. 
Me conmovió hasta el infinito y apreté mis manos bajo la mesa, disimulando un escalofrío.
Víctor no me conocía mucho, pero algo se dio esa tarde entre cigarrillo y cigarrillo y me contó la siguiente historia:

Cinco años atrás Víctor tomó la decisión de ser feliz.
Eso incluía una conversación evitada desde hacía tres años con Alicia, su mujer.
Se habían casado más por rebeldía que por amor y tras siete años de matrimonio, el silencio se había instalado entre ellos y apenas compartían espacio en la casa de las afueras que miraba a la cordillera.
"Al menos tenemos buenas vistas", solía decir Víctor por aquel entonces a modo de ironía y gran verdad.
Pero lo cierto era que él era feliz en brazos de Gilda.
Ambos habían tratado de mantener la compostura, de alejarse, pero no fue posible.
Cuánto más se rechazaban más se atraían.
Así que se armó de valor y decidió poner fin a aquella vida insatisfecha y empezar una nueva junto a la mujer que amaba.
Miraba los largos y elegantes dedos de Gilda mientras se abrochaba la pulsera sentada en la cama cuando sonó el móvil.
En la pantalla apareció el nombre de Alicia.
No atendió pesé a la insistencia.
Se despidió de Gilda con un beso profundo y un gran abrazo.
Subió al coche y partió.
No había nadie cuando llegó.
La casa estaba fría, gélida, así dijo que la sintió, desangelada, como si el tiempo se hubiera parado y una densidad flotara en el aire.
Al poco sonó de nuevo el teléfono. Esta vez era su suegra.
Atendió la llamada.
Y se hizo añicos.
Alicia había tenido un accidente de circulación y estaba moribunda en un hospital. Habían llamado desde su móvil pero no atendía.
Estaba siendo operada de urgencia y apenas había esperanzas de que saliera con vida.
Víctor llamó desde la sala de espera a Gilda y todo terminó.
Alicia meses más tarde salió milagrosamente del hospital en silla de ruedas y así continua a día de hoy.
Todos comentan con admiración el gran amor de Víctor hacia Alicia pero nadie repara en que nunca sonríe.

Víctor me miró y me sacó del recuerdo. Me pidió que terminara mi té y saliésemos a dar un paseo por la Alameda. Necesitaba ver a Gilda de lejos, como cada jueves.

No sé cómo sucedió pero acabé siendo gran amiga de Alicia al poco tiempo de conocer la historia.
Hace unas semanas me contó que la tarde del accidente regresaba contenta a su casa y que tal vez esa fue la causa de que derrapase y cayera por el puente.
Y me confió el gran secreto: iba a dejar a Víctor porque desde hacía meses había encontrado la felicidad junto a Christian.
Ahora Alicia se siente profundamente agradecida por el amor y lealtad de Víctor.
Si se acuerda de Christian no lo dijo, pero la verdad es que él desapareció aquella tarde. Nunca se puso en contacto con ella.

Y yo me quedo en el silencio de la noche acariciando las teclas de mi ordenador sintiéndome miserable por la gran historia que voy a entregar a mi editor en unos meses sin que ellos lo sepan.
Y pienso, para justificarme tal vez, que la vida es esto, una circunstancia, un aprovechar el viento a favor y no dejar pasar trenes en mitad del desierto.


14 de febrero de 2013

Sincero


Tengo miedo de que pase el tiempo y se derrumben mis cimientos,
de que cada despedida sea un golpe de invierno,
de que a veces la ciudad me vuelva tan pequeño.

Tengo miedo a la mediocridad que habita en mis espejos,
cerrar los ojos y no despertar de nuevo,
no es miedo a la muerte, es fobia a los entierros.

Soy un cerdo, que mis canciones de amor se vayan al infierno,
no importa lo que haces, sólo importa hacerlo,
llevamos la verdad impresa en cada hueso.

Torpe ingenuidad es la de ocultar que no somos eternos,
que la vida seguirá sola en los aeropuertos,
no me llaméis triste, sólo soy sincero.

Sincero por las cosas que he perdido,
sincero por los ratos que vendrán,
sincero porque sé que hay mil caminos y todos finalizan en el mar.

Tengo miedo a la mediocridad que habita en mis espejos,
cerrar los ojos y no despertar de nuevo,
no me llaméis triste, sólo soy sincero.

Luis Ramiro

10 de febrero de 2013

Átropos / Las Parcas


Francisco de Goya

8 de febrero de 2013

Rima XII (Fragmento)

Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas:
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva
y verdes son las pupilas
de las hurís del profeta.

El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores
brillante el iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera
y las ondas del Océano
y el laurel de los poetas.

Gustavo Adolfo Bécquer

5 de febrero de 2013

Too drunk


It's gonna be my last chance to see you around tonight
If I should text you or not, well, I really don't mind
but I should try to see you one last time
I never thought that it would work out so fine

Your first reaction was haven't we met before?
but then that flashback made you see we had had more
you ask me to stay and not to fly away
I'm gonna get in trouble but I think what the hell?

The music's on
I can't believe that right now they're playing my favorite song
The music's on
We've just ended the vodka and now we're gonna start with the rum
You're getting close
and close
and close
boy this is wrong but I just...
I don't know I'm too drunk

Now we're done in the bar we're going to your room
Turn up the music, smoke and drink under the moon
We're on the floor talking about our loves
I hope they don't get mad, we're both in the same boat

Your tattooed arm is touching my skin
You're coming closer and you're looking at my lips
and your soft skin makes me wanna scream
I just don't give a fuck, come closer and kiss me

The music's on
I can't believe that right now they're playing my favorite song
The music's on
We've just ended the vodka and now we're gonna start with the rum
You're getting close
and close
and close
boy this is wrong but I just...
I don't know I'm too drunk

And we don't care about the people out there
we're having fun and it's gonna be our night
And we don't care if this is not in the plan
we're young and free and nothing could stop us

The music's on
I can't believe that right now they're playing my favorite song
The music's on
We've just ended the vodka and now we're gonna start with the rum
You're getting close
and close
and close
You're getting close
and close
and close
You're getting close
and close
and close
boy this is wrong but I just...
I just don't care at all


Bely Basarte

3 de febrero de 2013

2 de febrero de 2013

La saeta

¿Quién me presta una escalera,
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?

Saeta Popular


¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

Antonio Machado

1 de febrero de 2013

Hasta que pase la tormenta


Deja que me quede un rato más aquí,
sólo hasta que pase la tormenta,
déjame que puede que no vuelva a sonreír,
quédate conmigo y me orientas.

Antes de que suene a despedida
la tristeza sostenida que no deja de latir,
y antes de que te des por vencida
piensa que es la única vida que podemos compartir.

Deja que me quede un rato más aquí,
quiero que me apuntes en tu agenda,
deja que me quede y nunca más me vuelva a ir,
no me dejes ser sólo a medias.

Antes de que suene a despedida
la tristeza sostenida que no deja de latir,
y antes de que te des por vencida
piensa que es la única vida que podemos compartir.

Deja que me quede un rato mas aquí,
deja que remiende tus heridas,
esas que yo mismo hace unos días descosí,
déjame ser tu paracaídas.

Antes de que suene a despedida
la tristeza sostenida que no deja de latir,
y antes de que te des por vencida
piensa que es la única vida que podemos compartir.

Despistaos
(con Dani Martín)