10 de febrero de 2015

La última actuación (Elevation)


Leonid Afremov

Después del accidente los médicos le dijeron que no volvería a bailar; su familia lloraba desconsolada pero ella los animaba diciendo que bueno, que no se preocupasen, que había cosas peores. Los días siguientes a la salida del hospital los pasó en una butaca dentro del teatro donde practicaba la escuela de danza, observando los delicados movimientos de las bailarinas, sintiendo cada expresión, cada vuelo, cada paso.

Varios años más tarde la música le abría el camino a ese mismo escenario, y antes de bailar, en una breve mirada al público, pudo vislumbrar a todos sus seres queridos con una amplia sonrisa... al abrir los ojos, cuando se apagaron las luces y bajó el telón, se descubrió empapada de sudor en la cama, y en la oscuridad y como cada noche, desde el lado opuesto de la habitación, el lienzo junto al que soñaba de niña parecía llorar con ella.

¡Qué pena!


¡Qué pena si este camino fuera de muchísimas leguas
y siempre se repitieran
los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas!

¡Qué pena si esta vida tuviera
-esta vida nuestra-
mil años de existencia!
¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
¡y los mismos, los mismos poetas!

¡Qué pena,
que sea así todo siempre,
siempre de la misma manera!


León Felipe

Del invierno


Yo no quiero hablar de ti, no quiero hablar de ti,
pero si me encuentras conduciendo allí
recuérdame que deje flores en su puerta.

Yo no quiero hablar de ti, no quiero hablar de mi,
saldrá el último vuelo, dirán los altavoces
de todo el aeropuerto
que tienes que marcharte
y allí no podrás localizarme.

Yo no quiero hablar de ti, no quiero hablar de ti,
mi coche está parado en mitad de la autopista,
sigo durmiendo dentro de aquella noche fría,
regalo de bodas del invierno.

No hay manta, café, no hay nada ardiendo,
no hay casa, no hay hijos ni perro.
No hay nadie que peine mi cabello,
no hay nadie que seque mi cabello.


Zahara

1 de febrero de 2015

The lonely cedar


Tivadar Kosztka Csontváry

Una imagen

Llevo todo el día con una imagen en la cabeza:
una mujer joven sentada en un sofá,
una de sus piernas cruzada
por debajo de la otra
(la cual no llega al suelo debido
a su pequeña estatura)

tan sólo una camisa blanca,
el pelo negro, un gesto afable
(la luz se filtra a través de las cortinas
del balcón)

ella sonríe y habla de sus proyectos,
de sus metas, de sus miedos...
yo la escucho sentado enfrente
y sólo puedo pensar en la belleza
de la situación
(en la suerte que tengo)

y en que por momentos como este
la vida vale
la pena.


Itsasoa Gara


Begiratu atzean hortzimugak sutan
gure begiek zerutan
begiratu maitea amildegi ertza
biziak hila ametsa
ez bilatu gauean izar hura
zure begitan piztuta

Ta ez galdetu izoiz zer galdu genuen
negar egin genuenean
malko haiei esker
orain itsasoa gara
orain itsasoa gara!

Orain hemen gaudela, bidegurutzean
utz ditzagun beldurrak atzean
ez gara izan onenak, beharbada
baina gure bizitza izan da
mendeetako kanta erditu da
gure ordua heldu da

Ta ez galdetu inoiz zer galdu genuen
negear egin genuenean
malko haiei esker
orain itsasoa gara
orain itsasoa gara!

Ta ez galdetu inoiz zer galdu genuen
gure ametsaren bidean
izan garelako
oraindik ere ba gara
ta beti izango gara!

Ta ez galdetu inoiz zer galdu genuen
negear egin genuenean
malko haiei esker
orain itsasoa gara
itsasoa gara


Ken Zazpi