30 de septiembre de 2012

La cena


Alejandra Caballero

La seducción de lo cotidiano
(por Alfredo García)

29 de septiembre de 2012

Glosa

Nuestras vidas son los ríos,
que van a dar a la mar,
que es el morir.
¡Gran cantar!

Entre los poetas míos
tiene Manrique un altar.

Dulce goce de vivir:
mala ciencia del pasar,
ciego huir a la mar.

Tras el pavor del morir
está el placer de llegar.

¡Gran placer!
Mas ¿y el horror de volver?
¡Gran pesar!

Antonio Machado

28 de septiembre de 2012

Deportado


Los chicos de la calle
lavan las peonzas en los charcos,
ellas fabrican grillos mágicos
con láminas de coco.

Pero la calle está repleta de soldados.
Yo tengo sentimientos deportados
y brillan las trompetas
en las ciudades azules
con ventanas al mar.

Yo quiero vivir en libertad,
yo quiero rodar películas sin polis.

Las madres de domingo
van a despedirme al aeropuerto,
ellos mastican cigarrillos
con dientes oxidados.

Yo llevo todo el día colocado,
yo soy un elemento complicado
que pinta una viñeta
sobre paredes en sombra
con orden de desahucio.

Yo quiero vivir en libertad,
yo quiero rodar películas sin polis.

Quique González

26 de septiembre de 2012

Ecce Homo



Antonio Ciseri

25 de septiembre de 2012

Castilla

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos,
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.

Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas, el postigo
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!

A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca,
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.

“¡Buen Cid! Pasad... El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El Cielo os colme de venturas...
En nuestro mal ¡oh Cid! No ganáis nada.”

Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: “¡En marcha!”

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro-, el Cid cabalga.

Manuel Machado

24 de septiembre de 2012

El palacio de la luna


Ya no queda nada
no hay comida en la despensa
solo hay luz en la nevera.

Ya no aguantas nada
siempre intuyes mis jugadas
cuando hay ganas de revancha.

Me iré al palacio de la luna
no me queda otra opción
no me queda otra salida
que pedir un menú
y olvidarme de ti.

Ya no tengo ganas
de volver por la mañana
y mostrarte las entrañas.

Nunca sobran balas
cuando me hablas de venganza
tras subir todas las cuestas.

Me iré al palacio de la luna
no me queda otra opción
no me queda otra salida
que pedir un menú
y olvidarme de ti.

Stereotipos

23 de septiembre de 2012

Madame Monet y su hijo


Claude Monet

21 de septiembre de 2012

Aquel silencio

Ese silencio mirándose desde lejos. Ninguna canción, ninguna copa, ninguna broma regada con whisky. Solamente ese silencio de los ojos de uno clavándose en los del otro.
Explotando los deseos recíprocos como luces estroboscópicas, y pasos de baile, y hielo seco.
Paralizados, se miraron en silencio, que no era ausencia de sonido sino presencia de todos los regalos.
Se sonrieron. En silencio.

El mismo silencio al salir del pub. Pararse en la acera. En el oído el recuerdo del sonido como de perforadora, que con el viento, los cláxones y las instrucciones de los aparcacoches, se transformó en un zumbido grave, profundo. Apagándose como un tambor que retumbase intermitentemente dentro de un vaso. Pronto el tambor se convirtió en completo silencio.
Dijeron sus nombres. Dejaron que la palidez se revelase en las sonrisas.

De nuevo ese silencio de no saber qué decir, a pesar de todas las cosas que podían decirse. Tal vez sugerir un café. Conocerse. Tal vez mencionar que al DJ se le había ido la mano pinchando dance de los 90, que el garito era mucho mejor cuando no iba toda la ciudad.
A pesar de todo lo que podían haberse dicho se limitaron a mirarse. Y de los ojos saltaban como suicidas desesperadas las palabras-anhelos: "quiero alguien con quien poder romper la barrera de los silencios opresivos".
Y se entendieron sin decirse nada.

Ese silencio pleno que solo la completitud de un cuerpo provoca en otro. Se quedaron mirando el techo, suspirando, bajando los dedos por las espaldas, sin nada que decir porque todo estaba dicho en braille. La lengua del tacto.

El silencio de antes del primer regalo. La primera pelea. Antes de los gustos compartidos que fueron descubriendo. De las historias infantiles que se contaron, las fotos de viajes que fueron coleccionando. El silencio de antes de los días, de los meses, de los años.

El silencio de cuando miraban boquiabiertos la caja aterciopelada de las alianzas.

El silencio irrecuperable. Porque ya no hablaban. El tedio, la rutina, el día a día enmoheciendo los rincones de la casa.
Ya no planeaban ir a un bar y fingir que no se conocían para encontrarse accidentalmente. Ya no se entusiasmaban cuando veían un mueble moderno, estilo años 60, olvidado en cualquier anticuario.
Ya no compartían sus vidas porque estaban completamente separados. Todo pasaba en silencio: dos convirtiéndose en uno más uno.

Ese silencio de la maleta terminada, apoyada en la pared del salón, el taxi esperando en la puerta. Las ganas de gritar y gritar y gritar.
Caminar mudos hasta la puerta entreabierta, la luz del descansillo inundando el recibidor. Despedirse como atletas que se rinden antes del relevo.
Pendiente aún el papeleo del alquiler, de la cuenta conjunta, los coches, los impuestos, la televisión por cable, las familias, los amigos, las canciones, las películas, las cosas que descubrieron juntos, las alegrías, los sueños.
Romper a llorar ruidosos, desesperados. Abrazados. Besándose. Desistiendo. Despidiéndose. Hablando. Pero te quiero tanto, pero te quiero tanto, pero te quiero tanto.

Aquella noche nadie durmió en todo el edificio. Y ellos dos nunca más corrieron el riesgo de callarse.


Autor - Patrício Jr.
Traducción - Vega

20 de septiembre de 2012

Fuera del cielo


¿Para qué jugar al cuento
con las rodillas tan sucias
como amuletos?

Si mañana es de cemento
soy el agua que derrama
mares quietos.

Si no existen nunca camas
donde quepan tantas ganas
como en un silencio.

¿Y para qué queréis el miedo?
Si no sois más que las ansias
de algún sexo.

No quiero vivir
fuera del jardín del cielo
donde veo en los cristales
a tus besos de corales
mientras ando desclavando
dioses por los arrabales.

Eres para mí
risa de arlequín y caramelo
donde soy más a raudales
donde siento en espirales
donde ando desclavando
tu mirada de mi hambre.

¿Para qué jugar al cuento
con la carita tan sucia
como un secreto?

No se construyen de acero
las vasijas donde duermen
los deseos.

¿Y para que queréis el cielo?
Si la boca muda el celo
de los hombres nuevos.

No quiero vivir
fuera del jardín del cielo
donde veo en los cristales
a tus besos de corales
mientras ando desclavando
dioses por los arrabales.

Eres para mí
risa de arlequín y caramelo
donde soy más a raudales
donde siento en espirales
mientras ando desarmado
por mis vicios animales.

Carlos Chaouen

19 de septiembre de 2012

18 de septiembre de 2012

La vida es sueño (Acto I - Escena II)

(Descúbrese Segismundo con una cadena y a la luz,
vestido de pieles.)


Segismundo:
¡Ay mísero de mí, y ay infelice!

Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido:
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.

Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender,
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron

que yo no gocé jamás?

Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma:
¿y teniendo yo más alma
tengo menos libertad?

Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas,
gracias al docto pincel,
cuando, atrevido y crüel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad, 
monstruo de su laberinto:
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?

Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío:
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?

Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad
el campo abierto a su ida:
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?

En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón,
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

Calderón de la Barca

17 de septiembre de 2012

Veinte años


Que te importa que te ame
si tú no me quieres ya.
El amor que ya ha pasado
no se debe recordar.

Fui la ilusión de tu vida
un día lejano ya.
Hoy represento el pasado
no me puedo conformar.

Si las cosas que uno quiere
se pudieran alcanzar
tú me quisieras lo mismo
que veinte años atrás.

Con que tristeza miramos
a un amor que se nos va.
Es un pedazo del alma
que se arranca sin piedad.


Silvia Pérez Cruz
(con Cástor Pérez)

15 de septiembre de 2012

14 de septiembre de 2012

Soneto V

Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.

Garcilaso de la Vega

13 de septiembre de 2012

Alexandra Leaving


Suddenly the night has grown colder.
The god of love preparing to depart.
Alexandra hoisted on his shoulder,
They slip between the sentries of the heart.

Upheld by the simplicities of pleasure,
They gain the light, they formlessly entwine;
And radiant beyond your widest measure
They fall among the voices and the wine.

It's not a trick, your senses all deceiving,
A fitful dream, the morning will exhaust -
Say goodbye to Alexandra leaving.
Then say goodbye to Alexandra lost.

Even though she sleeps upon your satin;
Even though she wakes you with a kiss.
Do not say the moment was imagined;
Do not stoop to strategies like this.

As someone long prepared for this to happen,
Go firmly to the window. Drink it in.
Exquisite music. Alexandra laughing.
Your firm commitments tangible again.

And you who had the honor of her evening,
And by the honor had your own restored -
Say goodbye to Alexandra leaving;
Alexandra leaving with her lord.

Even though she sleeps upon your satin;
Even though she wakes you with a kiss.
Do not say the moment was imagined;
Do not stoop to strategies like this.

As someone long prepared for the occasion;
In full command of every plan you wrecked -
Do not choose a coward's explanation
that hides behind the cause and the effect.

And you who were bewildered by a meaning;
Whose code was broken, crucifix uncrossed -
Say goodbye to Alexandra leaving.
Then say goodbye to Alexandra lost.

Say goodbye to Alexandra leaving.
Then say goodbye to Alexandra lost.


Leonard Cohen

11 de septiembre de 2012

Estancias Vaticanas - La del Sello


La disputa del Sacramento


Las Virtudes Cardinales y la Ley


La escuela de Atenas


El Parnaso


Bóveda


Rafael Sanzio

10 de septiembre de 2012

Don Juan Tenorio (Parte I - Acto I - Escena XII - Don Juan)

D. Juan:
Hablad, pues.

D. Luis:
No, vos debéis empezar.

D. Juan:
Como gustéis, igual es,
que nunca me hago esperar.
Pues, señor, yo desde aquí,
buscando mayor espacio
para mis hazañas, di
sobre Italia, porque allí
tiene el placer un palacio.
De la guerra y del amor
antigua y clásica tierra,
y en ella el emperador,
con ella y con Francia en guerra,
díjeme: "¿Dónde mejor?
Donde hay soldados hay juego,
hay pendencias y amoríos."
Di, pues, sobre Italia luego,
buscando a sangre y a fuego
amores y desafíos.
En Roma, a mi apuesta fiel,
fijé, entre hostil y amatorio,
en mi puerta este cartel:
«Aquí está don Juan Tenorio
para quien quiera algo de él.»


De aquellos días la historia
a relataros renuncio:
remítome a la memoria
que dejé allí, y de mi gloria
podéis juzgar por mi anuncio.
Las romanas, caprichosas,
las costumbres, licenciosas,
yo, gallardo y calavera:
¿quién a cuento redujera
mis empresas amorosas?
Salí de Roma, por fin,
como os podéis figurar:
con un disfraz harto ruin,
y a lomos de un mal rocín,
pues me querían ahorcar.
Fui al ejército de España;
mas todos paisanos míos,
soldados y en tierra extraña,
dejé pronto su compaña
tras cinco o seis desafíos.
Nápoles, rico vergel
de amor, de placer emporio,
vio en mi segundo cartel:
«Aquí está don Juan Tenorio,
y no hay hombre para él.
Desde la princesa altiva
a la que pesca en ruin barca,
no hay hembra a quien no suscriba;
y a cualquier empresa abarca,
si en oro o valor estriba.
Búsquenle los reñidores;
cérquenle los jugadores;
quien se precie que le ataje,
a ver si hay quien le aventaje
en juego, en lid o en amores.»


Esto escribí; y en medio año
que mi presencia gozó
Nápoles, no hay lance extraño,
ni hubo escándalo ni engaño
en que no me hallara yo.
Por dondequiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé,
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé,
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
Ni reconocí sagrado,
ni hubo razón ni lugar
por mi audacia respetado;
ni en distinguir me he parado
al clérigo del seglar.
A quien quise provoqué,
con quien quiso me batí,
y nunca consideré
que pudo matarme a mí
aquel a quien yo maté.
A esto don Juan se arrojó,
y escrito en este papel
está cuanto consiguió:
y lo que él aquí escribió,
mantenido está por él.


José Zorrilla

9 de septiembre de 2012

Sabía demasiado


La abandoné por un capricho insano
cuando dejé de temer que me fuera infiel.
Yo hacía trampas y ella
sabía demasiado

Mala salud, comida rápida
alcohol para la pena, droga para aguantar
caí y me creía que volaba
caí, creía que volaba por fin

La gloria no llegó con los galones
no tuvo gracia mi número de rock-star
voy a adelantar las vacaciones
voy a reducir una velocidad

Hoy ella no se la quiere dar
y va con pies de plomo
yo busco a ciegas un poco de paz
y ella no está para cerrar los ojos


César Pop
(con Rubén Pozo)

5 de septiembre de 2012

La caza del león



Eugène Delacroix

4 de septiembre de 2012

El perdedor

Y el siguiente recuerdo es que estoy sobre una mesa,
todos se han marchado: el más valiente
bajo los focos, amenazante, tumbándome a golpes...
y después un tipo asqueroso de pie, fumando un puro:
"Chico, tú no sabes pelear", me dijo,
y yo me levanté y le lancé de un golpe por encima
de una silla.

Fue como una escena de película, y
allí quedó sobre su enorme trasero diciendo
sin cesar: "Dios mío, Dios mío, pero ¿qué es lo que
te ocurre?" y yo me levanté y me vestí,
las manos aún vendadas, y al llegar a casa
me arranqué las vendas de las manos y
escribí mi primer poema,
y no he dejado de pelear
desde entonces.

Charles Bukowski

3 de septiembre de 2012

Salto al vacío


Voy a borrar los archivos
que nadie siga mi huella
quiero estar sólo conmigo
debajo de las estrellas.

Todo lo que he conseguido
hoy mismo lo he regalado
de ti, mi amor, me despido
el cielo está despejado.

Hoy quiero saltar al vacío
hacer lo que el alma me diga.
Si me zambullo en el río
prefiero que no me sigas.

Hoy podría saltar al vacío
hacer lo que el cuerpo me pida.
Si me zambullo en el río
prefiero que no me sigas.

Salgo a buscar en el mundo
la imagen que llevo dentro
es un temblor vagabundo
con un destello en el centro.

Que nadie me obligue a nada
para eso empiezo de nuevo.
¡Pasa una fiera enjaulada
por tantos aros de fuego!

Voy a quemar mis papeles
olvidar cómo me llamo
reinventar los placeres
en territorios lejanos.

Voy a internarme desnudo
en reinos desconocidos.
He desatado los nudos
ya no seré quien he sido.

Hoy quiero saltar al vacío
hacer lo que el alma me diga.
Si me zambullo en el río
prefiero que no me sigas.

Hoy podría saltar al vacío
hacer lo que el cuerpo me pida.
Si me pierdo en el camino
es esta mi despedida.

Ariel Rot