28 de diciembre de 2013

Filósofo meditando


Rembrandt van Rijn

27 de diciembre de 2013

El León vencido por el hombre / La Zorra y el Busto

Cierto artífice pintó
una lucha, en que, valiente,
un hombre tan solamente
a un horrible León venció.
Otro león, que el cuadro vio,
sin preguntar por su autor,
en tono despreciador
dijo: "Bien se deja ver
que es pintar como querer,
y no fue león el pintor."


Dijo la Zorra al Busto,
después de olerlo:
"Tu cabeza es hermosa, 
pero sin seso."

Como éste hay muchos,
que, aunque parecen hombres, 
sólo son bustos.

Félix María de Samaniego

26 de diciembre de 2013

Dulce introducción al caos


¿Cómo quieres que escriba una canción
si a tu lado no hay reivindicación?
La canción de que el tiempo no pasara,
donde nunca pasa nada.

Una racha de viento nos visitó,
y al árbol ni una rama se le agitó.
La canción de que el viento se parara,
donde nunca pasa nada.

Un otoño el demonio se presentó.
Fue cuando el arbolito se deshojó.
La canción de que el tiempo se atrasara,
donde nunca pasó nada.

Una racha de viento nos visitó,
pero nuestra veleta ni se inmutó.
La canción de que el viento se parara,
donde nunca pasa nada.

Mientras tanto pasan las horas.
Sueño que despierto a su vera.
Me pregunto si estará sola
y ardo dentro de una hoguera.

¿Cómo quieres que escriba una canción
si a tu lado he perdido la ambición?
La canción de que el tiempo no pasara,
donde nunca pasa nada.

Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas.
Se paró el aguacero, ahora somos, flotando, dos gotas.
Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor.
Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor.
Volar, volar.

Una racha de viento nos visitó,
y a nosotros ni el pelo se nos movió.
La canción de que el viento se parara,
donde nunca pasa nada.

Ya no queda una piedra en pie
porque el viento lo derribó.
No. No hay esa canción.
Ya no queda nada de ayer
porque el viento se lo llevó.
No. No hay esa canción.


Extremoduro

22 de diciembre de 2013

Siete obras de misericordia


Caravaggio


20 de diciembre de 2013

De ratones y hombres

-Háblame de la casa George -rogó Lennie.

-Claro, vamos a tener una casita, con una habitación para nosotros. Una buena estufa de hierro y en invierno mantendremos el fuego siempre encendido. No es demasiada tierra, de modo que no tendremos que trabajar mucho. Quizá seis o siete horas al día. Pero se acabó lo de cargar sacos de cebada durante once horas cada día. Y cuando llegue la cosecha, allí estaremos nosotros para recogerla. Así sabremos qué resulta de lo que sembramos.

-Y los conejos -adelantó Lennie ansiosamente-. Yo los cuidaré. Cuéntame cómo voy a hacerlo, George.

-Claro, vas a ir al campo de alfalfa con un saco. Vas a llenar el saco y a poner la alfalfa en las conejeras.

-Van a comer y comer, con esos dientes que tienen -dijo Lennie-. Yo los he visto hacerlo.

-Cada seis semanas, más o menos -prosiguió George-, las conejas van a parir y tendremos conejos de sobra para comer y vender. Y tendremos unas palomas para que hagan nido y vuelen cerca del molino, como hacían cuando era pequeño. -Miró absorto la pared, por encima de la cabeza de Lennie-. Y todo sería nuestro, y nadie podría echarnos. Y si no nos gusta un tipo, podremos decirle "Váyase de aquí", y tendrá que irse, qué diablos. Y si llega un amigo, tendremos una cama de más y le diremos "¿Por qué no pasas la noche aquí?" Y se quedará con nosotros, qué diablos. Tendremos un perro de caza y un par de gatos, pero tienes que cuidar que esos gatos no maten a los conejitos.

Lennie respiró con fuerza.

-Déjalos que se acerquen a los conejos y les romperé el pescuezo. Les… los aplastaré con un palo.

Se calmó luego, pero continuó gruñendo para sus adentros y amenazando a los futuros gatos que se atrevieran a molestar a los futuros conejos.

George quedó absorto, extasiado ante su propio cuadro.


John Steinbeck

16 de diciembre de 2013

Carita de pena


He tratado de ser justo con quien me tiende miradas,
he invertido en la balanza del desprecio y del dolor,
han puesto precio a los enigmas que te cuento tras
las barras para defender el sol,
he paseado en horas muertas por las calles de tus
caderas sin que me viera el amor.

Todos los caminos llevan a Roma, pero pasan por tu casa.
Todos los colores suenan a broma, pero no me da la gana.

De ser el que pierde la cabeza
de dormir en portales de madera
de hacer caso al deseo imposible de tener mi cuerpo
en tu cielo y los pies en la tierra, los pies en la tierra.

Prefiero un beso de muerte, o una mirada en la vena
a un estado de cuerpo presente y carita de pena.

Tengo huellas en los ojos de algún país vecino,
me he inventado una noria por quitarme gravedad,
he matado algunas moscas para sentirme asesino,
no por ganas de matar.
He arrancado de dos flores dos pistilos que sin nombre
han querido cohabitar.

Todos los caminos llevan a Roma, pero pasan por tu boca.
Las medias naranjas tienen su historia, pero no se exprimen solas.

En la génesis de la tristeza, no hay corazón ni condena,
que si estás me vale cualquiera y sino me fumo
cual Cristo una cruz de madera, una cruz de madera.

Prefiero un beso de muerte, o una mirada en la vena
a un estado de cuerpo presente y carita de pena.

De ser el que pierde la cabeza
de dormir en portales de madera
de hacer caso al deseo imposible de tener mi cuerpo
en tu cielo y los pies en la tierra, los pies en la tierra.

En la génesis de la tristeza, no hay corazón ni condena
que si estás me vale cualquiera y sino me fumo
cual Cristo una cruz de madera, una cruz de madera.

Prefiero un beso de muerte, o una mirada en la vena
a un estado de cuerpo presente y carita de pena.


Carlos Chaouen

14 de diciembre de 2013

Chica con una vela (Autorretrato)


Zinaida Serebriakova

13 de diciembre de 2013

Como tú


Así es mi vida,
piedra,
como tú; como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra de una Lonja,
ni piedra de una Audiencia,
ni piedra de un Palacio,
ni piedra de una Iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que, tal vez, estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y ligera...

León Felipe

12 de diciembre de 2013

Calle Mayor


La riada de gente es tan densa que cuesta trabajo caminar al revés.
Hay puestos en el suelo con ponchos, muñecas,
todos hechos a mano, y también hay jerseys.
Con el brutal miedo que da el ser extranjero, los dos peruanos dicen cuanto es
a un tipo necio que, riéndose de ellos, intenta sacarles un precio mejor.
Y cuando lo consigue se siente vencedor, triunfó en su batalla,
su guerra y ley... en la calle Mayor.

Me da igual que seamos gitanos que payos, da igual si del norte o del sur,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.
Me da igual que seamos negros que blancos, me importa tan poco el color,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.

Hay negros que venden trastos inservibles
como un aspirador de esos irrompibles,
relojes de cuarzo de esos digitales,
loros de mil vatios, pendientes, collares...
pulseras de marfil, hinchadores de ruedas,
altavoces pequeños de esos que no suenan.
Aquí nadie obliga a comprar nada a nadie,
tuyo es tu dinero y suyo el transistor.
La calle es de todos, da igual el lenguaje,
y pasa la mañana en la calle Mayor.

Me da igual que seamos gitanos que payos, da igual si del norte o del sur,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.
Me da igual que seamos negros que blancos, me importa tan poco el color,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.

Y hay un matrimonio vestido de domingo
con un par de diablos que ellos llaman hijos,
van pisoteando los puestos y, al rato, uno de los negros le dice: "¡cuidado!"
Y llega ese padre con paso de ganso
mirando al extranjero de arriba p´abajo
mientras que le grita:
"¡tú, negro de mierda, si tocas a mi hijo te abro la cabeza!"
Y la gente aplaude, batalla ganada contra el extranjero que vino del mar;
y cuando el chaval recoge sus telas piensa que hay más fieras aquí que en la selva
y que de nada sirve volver a intentar convencer al padre que ambos son igual.
Y en el barco de Orán hace frío y el chaval se siente por dentro fatal,
ha perdido de vista la costa y la noche asoma... y la noche asoma...
a la calle Mayor.

Me da igual que seamos gitanos que payos, da igual si del norte o del sur,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.
Me da igual que seamos negros que blancos, me importa tan poco el color,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.

Revolver

10 de diciembre de 2013

9 de diciembre de 2013

Hastío

Pasan las horas de hastío
por la estancia familiar,
el amplio cuarto sombrío
donde yo empecé a soñar.

Del reloj arrinconado,
que en la penumbra clarea,
el tictac acompasado
odiosamente golpea.

Dice la monotonía
del agua clara al caer:
un día es como otro día;
hoy es lo mismo que ayer.

Cae la tarde. El viento agita
el parque mustio y dorado...
¡Qué largamente ha llorado
toda la fronda marchita!

Antonio Machado

8 de diciembre de 2013

Nadie podrá con nosotros


Habrá sido igual con todos
los demás que vinieron detrás
a lavarte el pelo rojo
con las manos manchadas de Navidad.

Disparaban a los patos
de la feria con balas de verdad
con la lluvia en los zapatos
y los cuellos gastados de vacilar.

Y tú decías: “¡Hey!
nadie podrá con nosotros
nadie podrá con nosotros”
pero estuvieron muy cerca ayer.

Dos más y caerán rendidos
jamás volverían a pie.
Se reían de los chicos que
no teníamos nada
que perder.

Y tú decías: “¡Hey!
nadie podrá con nosotros
nadie podrá con nosotros"
pero estuvieron muy cerca ayer.


Quique González

6 de diciembre de 2013

Venus, Adonis y Cupido


Annibale Carracci

4 de diciembre de 2013

Causas perdidas

Una parada desierta,
una sonrisa fugaz,
un autobús que se aleja
repleto de sueños rotos.
Las tristes ruinas
de nuestra habitación
y de aquellas guerras
inacabadas:
bares encantados,
películas borrosas,
unos vaqueros azules,
la ciudad y tus abrazos...


2 de diciembre de 2013

La hora de los lamentos


Semáforos en ámbar, los pájaros levantan vuelo
ventanas entreabiertas que dejan que se escape el amor
Hay millones de maletas
pero no hay nadie en la estación
Por la radio anuncian que se acerca una tormenta

De las voces de la calle sólo quedan ya los ecos
y se dice que en el cielo se agotó la compasión
En los garitos y en los templos
suena la misma canción:
"Todo el mundo sabe que esto va a ponerse feo"

Nadie está a salvo de los aguaceros
si donde llueve es en el corazón
No hay refugio, tú y yo lo sabemos
otra vez llegó la hora de los lamentos

Brotan desengaños donde ayer planté deseos
todo está muy claro dentro de la confusión
Mil problemas esperando y vence el plazo del dolor
ojalá despierte y vea que todo ha sido un sueño

Nadie está a salvo de los aguaceros
si donde llueve es en el corazón
No hay refugio, tú y yo lo sabemos
otra vez llegó la hora de los lamentos

En los garitos y en los templos
suena la misma canción:
"Todo el mundo sabe que esto va a ponerse feo"

Nadie está a salvo de los aguaceros
si donde llueve es en el corazón
No hay refugio, tú y yo lo sabemos
otra vez llegó la hora de los lamentos

José Ignacio Lapido
(con Miguel Ríos)

30 de noviembre de 2013

San Agustín


Francisco Sanchis Cortés

29 de noviembre de 2013

Soneto II

En fin, a vuestras manos he venido,
do sé que he de morir tan apretado,
que aun aliviar con quejas mi cuidado,
como remedio, me es ya defendido.

Mi vida no sé en qué se ha sostenido,
si no es en haber sido yo guardado
para que sólo en mí fuese probado
cuánto corta una espada en un rendido.

Mis lágrimas han sido derramadas
donde la sequedad y la aspereza
dieron mal fruto dellas y mi suerte.

Basten las que por vos tengo lloradas.
No os venguéis más de mí con mi flaqueza;
allá os vengad, señora, con mi muerte.


Garcilaso de la Vega

28 de noviembre de 2013

Pisando charcos


Sigo buscando la canción que me confiesa
los días que amanezco a la hora de la siesta
cuando me esperan enfadados
problemas y pecados;
los sueños y los planes cancelados.

Todos los "mañana dios dirá"
me miran medio avergonzados,
decepcionados,
que untadas las promesas en carmín
el barman se las ha llevado.
Siguen haciéndome llorar las estaciones,
las bodas, las canciones con apenas tres acordes.
Sigo buscando en el lugar equivocado
al dueño de mis actos,
al que luego limpia el rastro.
Al niño acostumbrado a ser feliz pisando charcos.

Siguen tentándome las áreas de descanso,
los bares que cerramos, las mujeres al piano;
el cine de verano,
el sur y su descaro...
Las luces de las fiestas de tu barrio.


David Moya

26 de noviembre de 2013

25 de noviembre de 2013

Soneto 126

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor: quien lo probó lo sabe.


Lope de Vega

23 de noviembre de 2013

Se veía venir


Valdegeña (Soria)
2007

20 de noviembre de 2013

19 de noviembre de 2013

Los automóviles

Los automóviles llegaron aquí un año de repente,
y con ellos el tiempo, hacia mil novecientos
cincuenta y ocho entonces.
Están los mismos tilos al borde del jardín,
los mismos ojos detrás de la ventana,
siempre conventual
a las fuentes vacías del invierno.
Nos fue dado el amor
de pronto por la vida y sus cosas pequeñas,
armarios diminutos donde encerrar la infancia.
¿Recuerdas?
Era blanco el tejado, y se posan aún
de día las palomas
y sus ojos nos miran como un fuego tardío
cada vez que salimos huyendo de la casa.
Yo he buscado su piel en todas mis amantes,
la marejada rubia de sus hombros,
la formación de almendras que estallaba en su boca
y que luego ponía en las manos de él,
él, que estaba allí,
allí también entre nosotros,
como un inmenso capitán de plomo.

Yo me pregunto entonces si este rostro es mi rostro
o es la vieja pasión de una guerra perdida.
Dos minutos ahora para salir a escena.
Sentir sobre el escote
cómo arden los focos: canta,
canta para París
Y para Siena,
tú que crees que el tiempo no es asunto
de tilos y palomas,
mi viejo capitán de plomo herido,
cierra tu dulce corazón desperdiciado
a las nieves de un parque,
como si amaneciese y abrieras la ventana
y por primera vez
notases que el invierno se ha convertido
en éxito.

Luis García Montero

18 de noviembre de 2013

Hill Farmer's Blues


I'm going into tow law
For what I need

Chain for the ripsaw
Killer for the weed
The dog's at the back door
Leave him be
Don't feed him Jack
And don't wait up for me

Going into tow law
To fuel my fire
Shells for the twelve
And razor wire
The dog's at the back door
Leave him be
Don't do jack
And don't wait up for me

So bad so bad
So bad so bad

I'm going into tow law
To have my fun
Don't get me wrong
You were the only one
Behind my back lord
You made a fool of me
Don't do jack
And don't wait up for me

So bad so bad
So bad so bad

Mark Knopfler

17 de noviembre de 2013

16 de noviembre de 2013

La Cigarra y la Hormiga

Cantando la Cigarra
pasó el verano entero,
sin hacer provisiones
allá para el invierno;
los fríos la obligaron
a guardar el silencio
y a acogerse al abrigo
de su estrecho aposento.
Viose desproveída
del preciso sustento:
sin mosca, sin gusano,
sin trigo y sin centeno.
Habitaba la Hormiga
allí tabique en medio
y, con mil expresiones
de atención y respeto,
le dijo: "Doña Hormiga,
pues que en vuestro granero
sobran las provisiones
para vuestro alimento,
prestad alguna cosa
con que viva este invierno
esta triste Cigarra,
que, alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño,
nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme;
que fielmente prometo
pagaros con ganancias,
por el nombre que tengo."

La codiciosa Hormiga
respondió con denuedo,
ocultando a la espalda
las llaves del granero:
"¡Yo prestar lo que gano
con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana,
¿qué has hecho en el buen tiempo?"
"Yo -dijo la Cigarra-
a todo pasajero
cantaba alegremente,
sin cesar ni un momento".
"¡Hola! ¿Con que cantabas
cuando yo andaba al remo?
Pues ahora, que yo como,
baila, pese a tu cuerpo.
"

Félix María de Samaniego

15 de noviembre de 2013

Difícil


Vuelves a decir,
con alardes de control,
que es solo un juego para ti
y que dominas esta situación.

Y vas a empezar
por entenderlo todo al revés,
y vas a acabar
por cometer alguna estupidez.

Dime que no te engañas,
dime que nunca fallas,
que no vas a dudar
con lo difícil que es decir que no.

Dependerá de ti,
entre tanta indiscreción,
que quieras confiar en mí
y en las paredes de esta habitación.

Y vas a empezar
por entenderlo todo al revés,
y vas a acabar
por cometer alguna estupidez.

Dime que no te engañas,
dime que nunca fallas,
que no vas a dudar
con lo difícil que es decir que no.

Te mata la ansiedad,
la eterna tentación,
la amarga intensidad
y el morbo del error.

Dime que no te engañas,
dime que nunca fallas,
que no vas a dudar
con lo difícil que es decir que no. 


Dime que no.

Dinero

13 de noviembre de 2013

8 de noviembre de 2013

Telediario

Cada vez que pongo las noticias sólo veo
odio, ansias de poder, guerras absurdas,
sufrimiento, hambre,
violencia...
peces demasiado gordos
con trajes demasiado caros
y niños con mirada de adultos,
sin familia, sin hogar,
sin nada.

Por lo visto tantas vidas arruinadas
no han sido suficiente;
son momentos como este
los que me hacen desear
que ahí arriba (o abajo)
haya alguna deidad coherente
y que, al menos por una vez,
la palabra justicia cobre
algo de sentido.

7 de noviembre de 2013

Acuérdate


Qué grave crimen fue dejarte ir
pago mi condena porque te perdí. 
Yo que fui tu vida y tú mi amor
no me di cuenta y apagué el motor. 

El reloj se paró entre nuestras manos
yo juré no volver a hacerte daño. 

Escucho, mi amor, de lejos tu corazón
intento llegar, pero ya no hay nadie allí. 
Es esta ciudad que me recuerda tanto a ti
y es este dolor que anda suelto y corre tras de mí.

La suerte fue caprichosa y sin piedad 
donde ya no estabas y cedió su lugar.
Nos apartó una fuerza desigual
y un destino extraño entrando a matar. 

Me acostumbré a dormir al otro lado
y a no ocupar el espacio que has dejado. 

Y qué saben los demás 
si a mí me cuesta encajar
que el golpe llegó frontal
y nos partió por la mitad. 

Tendré que pagar
el precio que hay que pagar.
La lluvia que no llegó a caer vendrá
para mojarte la piel, para calmar tu dolor
para decirte, mi amor, que no.


Para mojarte la piel, para calmar tu dolor 
para decirte, mi amor, que no llegó el final. 

Acuérdate cuando te hablen de mí...


Rebeca Jiménez

5 de noviembre de 2013

Mercurio y Argos


Diego Velázquez

La sombra de Júpiter era alargada, la muerte de Argos Panoptes a manos de Mercurio fue orquestada desde el Olimpo por el caudillo de los dioses. El origen de esto fue su capricho por la ninfa Io; el oráculo reveló a su padre, Ínaco, que si no repudiaba a su hija el rayo de Júpiter acabaría con él y toda su estirpe; una vez desterrada de su casa, Júpiter se unió a ella formando una enorme nube a su alrededor.

Juno no tardó en darse cuenta de la treta, ya prevenida por las frecuentes infidelidades de las que había sido víctima se dirigió al lugar donde estaban los amantes, encontrando a su marido junto a una hermosa ternera blanca; sospechando lo que había detrás le pidió a Júpiter que le permitiese quedarse con ella y la puso a cargo de Argos, el gigante de los mil ojos, que incluso mientras dormía mantenía algunos de ellos abiertos.

Mercurio, tocando una hermosa melodía con su flauta, consiguió cerrarlos para cortarle posteriormente la cabeza con su cimitarra.


4 de noviembre de 2013

Don Juan Tenorio (Parte I - Acto IV - Escena X)

D. Luis:
Muy bien, don Juan.

D. Juan:
¡Vive Dios!

D. Gonzalo:
¿Quién es ese hombre?

D. Luis:
Un testigo
de su miedo, y un amigo,
Comendador, para vos.

D. Juan:
¡Don Luis!

D. Luis:
Ya he visto bastante,
don Juan, para conocer
cuál uso puedes hacer
de tu valor arrogante;
y quien hiere por detrás
y se humilla en la ocasión,
es tan vil como el ladrón
que roba y huye.

D. Juan:
¿Esto más?

D. Luis:
Y pues la ira soberana
de Dios junta, como ves,
al padre de doña Inés
y al vengador de doña Ana,
mira el fin que aquí te espera
cuando a igual tiempo te alcanza,
aquí dentro su venganza
y la justicia allá fuera.

D. Gonzalo:
¡Oh! Ahora comprendo... ¿Sois vos
el que...?

D. Luis:
Soy don Luis Mejía,
a quien a tiempo os envía
por vuestra venganza Dios.

D. Juan:
¡Basta, pues, de tal suplicio!
Si con hacienda y honor
ni os muestro ni doy valor
a mi franco sacrificio
y la leal solicitud
con que ofrezco cuanto puedo
tomáis, ¡vive Dios!, por miedo
y os mofáis de mi virtud,
os acepto el que me dais
plazo breve y perentorio,
para mostrarme el Tenorio
de cuyo valor dudáis.

D. Luis:
Sea; y cae a nuestros pies,
digno al menos de esa fama
que por tan bravo te aclama.

D. Juan:
Y venza el infierno, pues.
Ulloa, pues mi alma así
vuelves a hundir en el vicio,
cuando Dios me llame a juicio,
tú responderás por mí.
(Le da un pistoletazo.)

D. Gonzalo:
¡Asesino! (Cae.)

D. Juan:
Y tú, insensato,
que me llamas vil ladrón,
di en prueba de tu razón
que cara a cara te mato.
(Riñen, y le da una estocada.)

D. Luis:
¡Jesús! (Cae.)

D. Juan:
Tarde tu fe ciega
acude al cielo, Mejía,
y no fue por culpa mía;
pero la justicia llega,
y a fe que ha de ver quién soy.

Ciutti:
(Dentro.)
¿Don Juan?

D. Juan:
(Asomando al balcón.)
¿Quién es?

Ciutti:
Por aquí;
salvaos.

D. Juan:
¿Hay paso?

Ciutti:
Sí;
arrojaos.

D. Juan:
Allá voy.

Llamé al cielo y no me oyó,
y pues sus puertas me cierra,
de mis pasos en la tierra
responda el cielo, no yo.

(Se arroja por el balcón, y se le oye caer en el agua del río, al mismo
tiempo que el ruido de los remos muestra la rapidez del barco en que parte;
se oyen golpes en las puertas de la habitación, poco después entra la justicia,
soldados, etc.).

José Zorrilla

2 de noviembre de 2013

Postcards From Paraguay


One thing was leading to the next
I bit off more than I could chew
I had the power to sign the cheques
It wasn't difficult to do

I couldn't stay and face the music
So many reasons why
I won't be sending postcards
From Paraguay

I robbed a bank full of dinero
A great big mountain of dough
So it was goodbye compañero
And cheerio

I couldn't stay and face the music
So many reasons why
I won't be sending postcards
From Paraguay

I never meant to be a cheater
But there was blood on the wall
I had to steal from Peter
To pay what I owed to Paul

I couldn't stay and face the music
So many reasons why
I won't be sending postcards
From Paraguay

Mark Knopfler