La vida se abrió
de repente, sin dudas,
movida por su mecanismo,
no conocía esa parada,
ni ese barrio, ni esa ciudad,
pero si el recuerdo de tus ojos
y una tímida sonrisa,
también el intento, la chispa
y el silencio de las puertas
al cerrarse tras aquella
fría estación de metro
y sobre las tristes notas
de ese piano que no pude
comprender hasta mucho
tiempo después.