10 de mayo de 2013

Soledades

La ciudad comienza a despertar,
se levanta y se viste muy despacio,
desayuna con la única compañía
de una radio encendida.
A las diez se pone su sombrero
y sale a dar un paseo,
tras dos manzanas aterriza
en el mismo parque,
en el mismo banco,
como cada día.

Desde allí observa
como transcurre la mañana:
los niños juegan a perseguirse,
una hermosa joven da de comer
a las palomas, hombres trajeados
pasan volando como si se les escapase
el tiempo, y realmente lo hace,
sólo que no se dan cuenta.

Al parecer el mundo sigue girando,
aunque el suyo se detuvo
justo cuando recibió
aquella llamada,
su vida y su alma
se fueron con ella.

Hoy habría sido
su cumpleaños.