De nuevo llega la primavera
y el regreso a los balcones,
el viento y las bandadas
arropadas por el mar.
Una enorme calidez invade
los oscuros plumajes,
las efímeras emociones
y algunas alas rotas.
Y aunque no vuelvan a casa
las mismas golondrinas
el paisaje sigue igual
tras los cristales.