Siempre creíste que no me importaba
pero me salvaste la vida más veces
de las que puedo recordar,
especialmente aquellas mañanas de
invierno
en las que nada parecía tener
sentido
salvo tu aroma, tu sonrisa y
tus ojos en los míos.
Ponías el mundo en orden
y nunca supe como
responder a eso.