12 de diciembre de 2013

Calle Mayor


La riada de gente es tan densa que cuesta trabajo caminar al revés.
Hay puestos en el suelo con ponchos, muñecas,
todos hechos a mano, y también hay jerseys.
Con el brutal miedo que da el ser extranjero, los dos peruanos dicen cuanto es
a un tipo necio que, riéndose de ellos, intenta sacarles un precio mejor.
Y cuando lo consigue se siente vencedor, triunfó en su batalla,
su guerra y ley... en la calle Mayor.

Me da igual que seamos gitanos que payos, da igual si del norte o del sur,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.
Me da igual que seamos negros que blancos, me importa tan poco el color,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.

Hay negros que venden trastos inservibles
como un aspirador de esos irrompibles,
relojes de cuarzo de esos digitales,
loros de mil vatios, pendientes, collares...
pulseras de marfil, hinchadores de ruedas,
altavoces pequeños de esos que no suenan.
Aquí nadie obliga a comprar nada a nadie,
tuyo es tu dinero y suyo el transistor.
La calle es de todos, da igual el lenguaje,
y pasa la mañana en la calle Mayor.

Me da igual que seamos gitanos que payos, da igual si del norte o del sur,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.
Me da igual que seamos negros que blancos, me importa tan poco el color,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.

Y hay un matrimonio vestido de domingo
con un par de diablos que ellos llaman hijos,
van pisoteando los puestos y, al rato, uno de los negros le dice: "¡cuidado!"
Y llega ese padre con paso de ganso
mirando al extranjero de arriba p´abajo
mientras que le grita:
"¡tú, negro de mierda, si tocas a mi hijo te abro la cabeza!"
Y la gente aplaude, batalla ganada contra el extranjero que vino del mar;
y cuando el chaval recoge sus telas piensa que hay más fieras aquí que en la selva
y que de nada sirve volver a intentar convencer al padre que ambos son igual.
Y en el barco de Orán hace frío y el chaval se siente por dentro fatal,
ha perdido de vista la costa y la noche asoma... y la noche asoma...
a la calle Mayor.

Me da igual que seamos gitanos que payos, da igual si del norte o del sur,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.
Me da igual que seamos negros que blancos, me importa tan poco el color,
pues la vida es la vida y los hombres son hombres aquí y en la calle Mayor.

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