14 de junio de 2014

Soneto XVII

Pensando que el camino iba derecho,
vine a parar en tanta desventura,
que imaginar no puedo, aun con locura,
algo de que esté un rato satisfecho.

El ancho campo me parece estrecho;
la noche clara para mí es oscura;
la dulce compañía, amarga y dura,
y duro campo de batalla el lecho.

Del sueño, si hay alguno, aquella parte
sola que es ser imagen de la muerte
se aviene con el alma fatigada.

En fin, que como quiera, estoy de arte,
que juzgo ya por hora menos fuerte,
aunque en ella me vi, la que es pasada.


Garcilaso de la Vega