14 de julio de 2014

Con una pena de muerte


Con una pena de muerte 
maldigo injustamente a los que antes compartieron 
contigo los delirios de la carne. 
Y se hace tarde, 
y hay quien nos dice que debiéramos mirar 
más el reloj. 
El amor entre tú y yo 
es, a veces, 
como el silencio, 
y al nombrarlo se rompe. 
Noche tras noche 
me hago adicto a tus ritmos, 
tus sonidos, tus sabores. 
Cargados de buenas intenciones 
nos empapamos de urbanidad, 
vendimiando en las aceras 
alguna que otra hermosa amistad. 
Y yo vigilo tu sonrisa mientras tomas un té 
en un café del centro. 
Mar adentro, mientras las sirenas cantan, 
hay quien se tapa los oídos, 
quien se ata al mástil de proa. 
Tú y yo dejamos 
que nos seduzcan con su canto. 
Nos estrellamos 
contra las rocas.

Con una pena de muerte 
maldigo injustamente 
al tiempo que nos maltrató. 
Ahora tú y yo somos otros 
y todo es una frágil pavesa, 
que regresa al viento 
como esta vieja canción. 
Como esta vieja canción. 
Como esta vieja canción.

Ismael Serrano