1 de abril de 2014

Buenos Aires


De Buenos Aires a Madrid sólo hay un charco
y desde ti hacia mí no salen barcos.
Espero que seas feliz, pero no tanto
como lo éramos aquí, siempre volando.

Cada noche en la ventana riego las flores,
por ver si ellas supieran algo de tus amores.
Y me voy a dormir, entre cartones.

Busqué las mieles de tu voz entre mis dudas,
que no hay amor que sea amor si no es con lunas.
Quiero volverme a clavar, pon tú los lazos,
que estoy dispuesto a morir entre tus brazos.

Las mañanas tan cansadas, follando tanto,
las neuronas entregadas, siempre buscando.
Y me voy a dormir, entre pecados.

Tengo los dedos amarillos
y el hígado color asfalto.
Sigo haciendo canciones,
sigo fiel a los lavabos.

Y ahora duermo con enemigos
y los pulmones encharcados.
Los ojos con el brillo
de suspiros derramados.

Yo no tengo memoria, tengo una corona de espinas,
cada vez que te pienso vuelve a supurarme la herida.
Los clavos de mi cruz son restos secos de tu saliva,
yo no tengo memoria tengo una corona de espinas.

Tengo los dedos amarillos
y el hígado color asfalto.
Sigo llorando sangre,
sigo fiel a los lavabos.

Y ahora duermo con enemigos
y los pulmones encharcados.
Los ojos con el brillo
de suspiros derramados.


Carlos Chaouen