Las calaveras
siempre tienen hambre
de los buitres que
nos sobrevuelan.
Y en tus caderas
se quedó el enjambre
color añil
de la azotea.
Y la brisa se hace fuerte
en las pateras.
A veces Dios resucita
sin matiz de agua bendita
sino que se echa un anís
pa la fatiga
y luego cita de rodillas
al porvenir.
Por venir olas de plata
sirenas que empujen a este barco
y que vayan a por viento
velas y veletas
que yo no tengo más norte
que tus labios.
En las recetas
de los traficantes
la sangre a borbotones
cubre el cielo.
Y en la vereda
que da a tu hambre.
El huerto abastecido
al que me debo.
Y la risa se hace fuerte en tu escalera
a veces Dios nos vomita
su calvario y sus espinas
y se echa un poco de anís
pa la fatiga
y luego rompe las costillas
el porvenir.
Por venir olas de plata
sirenas que empujen a este barco
y que vayan a por viento
velas y veletas
que yo no tengo más norte
que tus labios.
Si naufrago en este sueño
en que me miras
es que tengo el pasaporte sólo
de salida.
Y si insisto en los mensajes
de la risa
es que no creo en el cuerpo ni en las
despedidas.
Carlos Chaouen